Se celebra el 25 de agosto, coincidiendo con la muerte y santificación en 1270 de uno de los reyes más populares de Francia, Luis IX, más conocido por San Luis Rey.

Su obvia devoción heredada de su castellana madre, su supuesta capacidad pacificadora y su decidida empresa vital contra los musulmanes en forma de última Cruzada le otorgaron la santidad católica.

Lo que muchos ignoran, curiosamente, es que durante su gobierno jerarquizó socialmente la figura del peluquero dotándola con el rango de hombre libre. El peluquero del Rey pasó de ser plebeyo a estar a la altura de caballeros, magistrados y médicos. Cabe añadir que en esos años el peluquero era varón, solo atendía a varones de la nobleza y desempeñaba su función en el mantenimiento de las pelucas, no del cabello natural.